viernes, 2 de marzo de 2007

Contracorriente

Carlos Figueroa Ibarra[1]

Jueces que son parte.

El lunes 19 de febrero tuve que salir de viaje con motivo de una invitación de carácter académico. Antes de abordar el transporte que me llevaba a mi destino, compré La Jornada y busqué para hojearla, la Jornada de Oriente. En la página 4 encontré dos notas, una que anunciaba la celebración de la segunda parte de la Asamblea del proyecto ciudadano de la Convención Nacional Democrática que se realizó el 24 de febrero. La otra, era una entrevista a Juan Manuel Ruvalcaba, delegado nacional del Consejo Político del Frente Amplio Progresista. Ruvalcaba fungió durante todo el proceso electoral que culminó el 2 de julio de 2006, como una suerte de responsable político de las redes ciudadanas en Puebla y también como personero de José Agustín Ortiz Pinchetti para este estado. En estas labores también ha tenido una especie de brazo derecho en José Luis Pandal. Poco tiempo después de culminada la crisis post electoral, ambos decidieron adherirse a un proyecto ciudadano que se articula alrededor del partido Convergencia.

Desde el momento en que me enteré de tal decisión, pensé dos cosas. En primer lugar que la decisión de Ruvalcaba y Pandal era perfectamente legítima y respetable. En segundo lugar que esta decisión podría entrar en contradicción con las funciones de conducción de un movimiento político y social que en Puebla se ha visto a menudo desgarrado por conflictos políticos, ideológicos y hasta de protagonismos personales. De por sí el PRD en nuestra entidad suele dar lamentables espectáculos en los cuales las diversas tribus luchan con fiereza por usufructuar las granjerías que puede dar una votación que es exigua. A esto hay que agregar también que en el movimiento ciudadano los conflictos están bastante presentes. Por lo mismo, nos fue imposible elegir dirigentes que procedieran de nuestro estado. Se tuvo que llamar a gente que ha provenido del Distrito Federal y que ha traído el mandato de Andrés Manuel López Obrador, elemento fundamental que legitima cualquier decisión que desde arriba se toma. Los primeros en aparecer con estas funciones, por allá por el año de 2005 fueron tres personeros de López Obrador: Cervantes, Oropeza y García Rocha. Debo decir que los tres actuaron con torpeza en el contexto conflictivo del heterogéneo movimiento lopezobradorista en Puebla. En vez de actuar con equilibrio y colocarse más allá de las pugnas explícitas e implícitas en nuestra entidad, le hicieron cancha a personajes por lo demás conflictivos y cuya misión parecía ser la división.

La aparición de Ortiz Pinchetti y de su segundo, Ruvalcaba, pareció arreglar un tanto la situación. Hay que reconocer que no es fácil el contexto plagado por divergencias naturales en un movimiento amplio, las cuales se ven agravadas por personalidades protagónicas y grupos de interés. Alfinal recuerdo haber visto ya a Ruvalcaba polemizando con el ex rector Samuel Malpica quien ha dirigido una de las redes que actuaron en el proceso electoral. Inevitables roces que en mi opinión no desvirtuaron un trabajo de conducción entérminos generales equilibrado.

Pero ahora pareciera ser que vivimos de nueva cuenta la situación de jueces que son parte. Ruvalcaba y Pandal han tomado su decisión de participar en el proyecto de Convergencia y esto ha tenido algunas consecuencias. Pandal se ha retirado de los trabajos organizativos de la Convención Nacional Democrática en la ciudad de Puebla. Ruvalcaba ha dado declaraciones en la prensa en la que divide al movimiento en dos sectores: los que buscan apoyar al proyecto alternativo a través de la Convención Nacional Democrática y el gobierno legítimo y los que lo harán a través del brazo social del Frente Amplio Progresista. Análisis que estaría bien sino es porque en alguna declaración anterior a La Jornada de Oriente, Ruvalcaba a calificado a los primeros como “puristas”. Aquí el juez se vuelve parte y parte que califica de manera peyorativa a la otra parte.

Los “puristas” hemos realizado dos reuniones exitosas de la CND en la ciudad de Puebla que han reunido entre 400 y 500 personas cada una de ellas. Ruvalcaba y Pandal al parecer han preferido apoyar los trabajos de lo que se llama el brazo social del Frente Amplio Progresista. Una semana antes de la reunión de la CND del 24 de febrero, hicieron una actividad en la que asistieron entre 50 y 60 personas según me han contado. Todo esto me parece muy bien, puesto que el movimiento que encabeza López Obrador aglutina redes ciudadanas, ciudadanos independientes, organizaciones sociales, partidos políticos.

Lo que no me parece bien es que los que deben estar velando porque la balanza mantenga su equilibrio, ahora están buscando por torcerla hacia el lado donde ellos están.



[1] Sociólogo. Profesor Investigador del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP. 1de marzo de 2007

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